"El buda de los suburbios" de Hanif KUREISHI (1990)

Contraportada (Ed. Anagrama):
"Mi nombre es Karim Amir y soy inglés de los pies a la cabeza, casi." Así empieza El buda de los suburbios. El buda en cuestión es el padre de Karim, un respetable paquistaní de clase y edad medias, casado con una inglesa, que un buen día decide brindar a las amas de casa -y a sus maridos- de los suburbios la ración de trascendencia y éxtasis místico a que todos creían tener derecho en los años setenta. El adolescente Karim tolera con juvenil cinismo los desvaríos de sus mayores. ¿Acaso no está él siempre a la búsqueda de diversión, sexo y respuestas a los más diversos interrogantes de la vida? Pero todo se saldrá muy pronto de su cauce y Karim verá las puertas abiertas para lanzarse a la "vida verdadera" en ese caldero mágico de feminismo, promiscuidad sexual, teatro, drogas y rock and roll que era el Londres multirracial y fascinante de los setenta, durante el fin de la era hippy y los albores del punk.

"El palacio de la luna" de Paul AUSTER (1989)

Mi opinión:
Debo reconocer que cuando comencé este libro, creí que me atraparía tan rápida e instantáneamente como "La noche del oráculo". Pero no fue así. Me costó adentrarme. Quizá por el momento elegido para su lectura, demasiados cambios y poca concentración en el placer de sumergirme en unas páginas escritas.
Pero una vez mi mente consiguió relajarse, al menos durante los minutos en que tuviera tiempo para leer, y mi atención se centró en las palabras entralazadas de Auster... disfruté de este libro.

Son muchos los párrafos que se podrían destacar, pero me quedo con estos dos. Buena lectura.

"La casualidad quiso que llevara los últimos a Chandler el mismo día que los astronautas aterrizaron en la luna. (...) Vi a las dos figuras acolchadas dar sus primeros pasos en aquel mundo sin aire, rebotando como juguetes sobre el paisaje, conduciendo un carrito de golf entre el polvo, plantando una bandera en el ojo de la que en otro tiempo había sido la diosa del amor y la locura. Radiante Diana, pensé, imagen de todo lo que es oscuro en nuestro interior. Luego habló el presidente. Con voz solemne e inexpresiva declaró que aquél era el acontecimiento más importante desde la creación del hombre. Los veteranos de la barra se rieron al oír esto y creo que yo también conseguí sonreír una o dos veces. Pero, pese a lo absurdo del comentario, había una cosa que nadie podía discutir: desde el día en que fue expulsado del paraíso, Adán nunca había estado tan lejos de casa." (págs. 41-42)

"(...) Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad." (pág. 61)

Contraportada (Ed.Anagrama):
Marco Stanley Fogg está a las puertas de la edad adulta cuando los astronautas ponen el pie en la luna. Hijo de padre desconocido, fue educado por el excéntrico tío Victor, que tocaba el clarinete en orquestas de mala muerte. En los albores de la era lunar, muerto su tío, Marco va cayendo progresivamente en la indigencia, la soledad y una suerte de tranquila locura de matices dostoievskianos, hasta que la bella Kitty Wu lo rescata. Marco empieza entonces a trabajar para un viejo paralítico y escribe su biografía, que éste quiere legar a su hijo, al que no llegó a conocer. Tras un largo periplo que lo lleva hasta el Oeste y bajo el influjo de la omnipresente luna, Marco descubrirá los misterios de su origen y la identidad de su progenitor.
"Un magnífico retrato del alma secreta del hombre urbano" (El País).
"Una de las novelas más completas, elegantes, refinadas e inteligentes de los últimos años" (Sergio Vila-Sanjuán, La Vanguardia).
"Tiene la magia exacta de los mitos que nos sirven para vivir... Pertenece al club de las novelas que desearíamos no terminar de leer nunca" (Justo Navarro).

"Nunca me abandones" de Kazuo ISHIGURO (2005)

Mi opinión:
Deliciosa. Perturbadora. Hermosa. Intensa. Bella. Dolorosa.

A medida que la novela abre la puerta de esta historia, un@ puede darse cuenta que el conservadurismo y la perfección que impregnan las primeras páginas no es más que un fino, pero sorprendente, velo que esconde un relato que no dejará indiferente a quien decida leerla.

Sin ser, ni mucho menos, una novela convencional, ni rozar tampoco el género de la ciencia ficción, Ishiguro te permite, si es que está dispuest@, zambullirte en el debate sobre la alegoría de la orfandad del individuo, la sumisión en la que, consciente o inconscientemente, nos hemos acomodado, sin buscar, a menudo, más allá de lo impuesto a nivel social y de manera general, simplemente por no querer "quebrantar lo establecido".

Contraportada (Ed. Anagrama):
A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier otro grupo de adolescentes. Practican deportes, tienen clases de arte donde sus profesores -o guardianes- se dedican a estimular especialmente su creatividad y, como todos los jóvenes, descubren el sexo, el amor y los juegos del poder. Hailsham es un mundo hermético, convencional y extraño a la vez, una mezcla de internado victoriano y de colegio para hijos de hippies de los años sesenta, donde los pupilos parecen ser huérfanos. Donde no dejan de repetirles que son muy especiales, que tienen una importante misión en el futuro, y se preocupan por su salud. Y las relaciones sexuales están libremente permitidas, pero se han prohibido los libros de Sherlock Holmes por su alto contenido en nicotina. Los jóvenes también saben que son estériles y que nunca tendrán hijos, de la misma manera que no tienen padres. Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham, y también fueron un juvenil triángulo amoroso, de vértices cambiantes. Y ahora, Kathy H., a los treinta y un años, se permite recordar Hailsham, y cómo ella y sus amigos, sus amantes, descubrieron poco a poco la verdad.
Y el lector de esta espléndida novela, utopía gótica, fábula (in)moral, peculiar ficción científica con ecos de Blade Runner y de Soylent Green, irá descubriendo de la mano de Kathy que en Hailsham todo es una imitación, una parodia de la vida de un colegio normal, es una representación donde los jóvenes actores no saben que lo son, y tampoco saben que sólo son el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.

"El mejor humor inglés" (Ed. Jorge Herralde), 2009

P.G. WODEHOUSE, "De acuerdo, Jeeves"
SAKI, "A contracorriente"
Evelyn WAUGH, "¡Noticia bomba!"
Tom SHARPE, "Wilt"
Roald DAHL, "Cordero asado"
Alan BENNETT, "La ceremonia del masaje" y "Una lectora nada común"
Julian BARNES, "El loro de Flaubert"
Martin AMIS, "Deja que cuente las veces"
Ian McEWAN, "Fabricación casera"
Douglas ADAMS, "Guía del autoestopista galáctico"
Nick HORNBY, "Alta fidelidad"

Contraportada (Ed. Anagrama):
En esta antología del humor inglés, tan presente en el catálogo de Anagrama, parecía obligado empezar por un clásico indiscutido, P.G. Wodehouse, el gran maestro (con la tarjeta de visita de Bertie Wooster y Jeeves, un dúo inmejorable), seguido por el inquietante Saki y el aceradamente irónico Evelyn Waugh. Luego Tom Sharpe, con uno de los memorables interrogatorios que el inspector Flint inflige a Wilt, el más célebre personaje del autor, Roald Dahl, con un cuento de negrísimo humor que ha inspirado a Alfred Hitchcock y a Pedro Almodóvar, así como el gran Alan Bennett, algo tardíamente descubierto por los lectores españoles.
De las generaciones posteriores no podían faltar tres autores ahora tan consagrados como Julian Barnes, con su iniguabalbe don del understatement, Martin Amis y Ian McEwan (con dos relatos con episodios sexuales "para mayores con reparos", como recomendaba en su día la censura), ni tampoco una muestra de los desternillantes "autoestopistas galácticos" de Douglas Adams ni una impagable demostración de la pasión por la música pop de Nick Hornby.
En resumen, un gozoso placer para los muchos lectores adictos a tan estupendos y regocijantes escritores: casualmente once, un equipo imbatible.

"La joven de la perla" de Tracy CHEVALIER (1999)

Mi opinión:
A través de una escritura delicada, Tracy CHEVALIER nos abre la puerta a un mundo regido por una relación platónica entre un pintor y su criada. Un mundo en el que sólo hay cabida para dos, para ellos dos; y en el que no se necesitan palabras, basta con las miradas que se cruzan entre estos dos personajes y los silencios que los abrazan a ambos para comprender lo que sucede.

Contraportada (DeBols!llo):
¿Quién es esa muchacha que parece sonreírnos, bajo un complicado tocado azul, con una perla como único adorno? La modelo que utilizó Johannes Vermeer en uno de sus cuadros más famosos y admirados es un misterio que Tracy Chevalier tomó como punto de partida para escribir una de las mejores novelas históricas de nuestro tiempo: La joven de la perla . En ella Griet, una muchacha holandesa de dieciséis años, entra a formar parte del servicio del afamado pintor Johannes Vermeer. Allí, seis niños malcriados campan por sus respetos bajo la volátil mirada de Catharina ­la mujer del pintor­,su madre ­Maria Thins­, y un ama de llaves ­Tanneke­ leal a las dos mujeres que regentan la casa. Griet tiene una manera particular, llena de devoción, de mirar lo que la rodea. Una sensibilidad que, a pesar de la distancia que marca la educación y la clase social, coincide con la de Vermeer. Algo que él ha percibido y que le ha llevado a introducirla en su mundo de artista. La intimidad que crece entre ambos, los rumores que proceden de la envidia, la lujuria de Van Ruijven, mecenas del pintor, y los celos de las mujeres harán que, tarde o temprano, llegue el escándalo.

"Saber perder" de David TRUEBA (2008)

Mi opinión:
Debo admitirlo, lo disfruté. Quizá por la trama en sí misma, o porque lo leí estando de vacaciones, en otro país en otro continente.
Una mezcla entre frescura y dureza me invadió al leerlo, al ir adentrándome en cada una de las cuatro historias principales.
Leyéndolo lejos de mi ciudad y de todo lo que me ata a mi propia rutina y, a su vez, de todo lo que me rodea y me ayuda a seguir avanzando, despertó algunos sentimientos vividos en algún momento de mi vida. Y me impulsó a repasar el último año (o los últimos tres años) recorridos.

Contraportada (Ed. Anagrama):
Sylvia cumple dieciséis años el día en que comienza esta novela. Para celebrarlo organiza una falsa fiesta que sólo tiene un invitado. Horas después sufrirá un accidente que significará su entrada en la vida adulta. Su padre, Lorenzo, es un hombre separado que trata de tapar los agujeros que el fracaso laboral han causado en su rutina. Ariel Burano es un joven jugador de fútbol que deja Buenos Aires para fichar por un equipo español. La caja de los triunfos no parece difícil de abrir para su superdotada pierna izquierda y será cuestión de tiempo que el estadio coree su nombre. El anciano Leandro, en cambio, es precisamente tiempo lo que no tiene. Estos son los cuatro personajes principales de Saber perder. Con las relaciones entre ellos se trenza un apasionante relato de supervivientes. Una mirada inteligente, llena de humor y emoción, pero que reivindica, por encima de todo, la maravillosa aventura de vivir.

«Es una novela compleja y excelente, además de bien escrita... Un espléndido regalo» (Ricardo Senabre).

El mejor libro del año según El Cultural de El Mundo. Premio de la Crítica 2009.

"Industrias y andanzas de Alfanhuí" de Rafael SÁNCHEZ FERLOSIO (1951)

Contraportada (Ed. Booket):
Alfanhuí tiene los ojos amarillos como el alcavarán. Era, de chico, amigo de los lagartos, pero también del gallo de una veleta que le enseñó muchas cosas sobre los colores. Después estudió con un taxidermista que tenía una criada que un día se puso verde y se murió. Alfanhuí es el espectador itinerante de hombres extraños pero reales. Él vive las aventuras sin inmutarse, adaptándolas a una cotidianiedad fantástica en la que lo estridente no existe. Entre andanza y andanza crece más sabio y quizás más triste. Lo que le interesa conocer no es la verdadera realidad, sino el ensueño que la envuelve; no es el mundo tal cual, sino la artificiosa fantasía de una ilusión. Con algo de Charlot y algo de Lazarillo, pero sin el aspaviento de don Carnal o la penuria del mísero, en los viejos pueblos y las polvorientas rutas que Sánchez Ferlosio magistralmente pinta, Alfanhuí, industrioso y andante, nos deleita.

"La espuma de los días" de Boris VIAN (1946)

Contraportada (Alianza Editorial):
Ambientada en un universo cercano a lo surreal, típicamente representativo de la vida y de la obra de Boris VIAN (1920-1959), LA ESPUMA DE LOS DÍAS, calificada en su día por R.Queneau como "la más desgarradora novela de amor contemporánea", narra dos historias de amor paralelas protagonizadas por unos personajes de alma adolescente - distintas manifestaciones, en realidad, de una misma y única pugna: la de la pureza frente a un mundo hostil -. Sorprendidos primero, y luego superados por la lógica absurda de unos acontecimientos que no controlan - trasunto, en último término de la lógica que rige la vida -, Colin y Chloé, Chik y Alise, asisten con impotencia a su inexorable y, a la postre, brutal expulsión del paraíso, revelándose la novela finalmente como la fúlgida y dolorosa metáfora de la destrucción de la inocencia.

"La noche no tiene paredes" de J.M.CABALLERO BONALD (2009)

Contraportada (Ed.Seix Barral):
Compuesta por casi un centenar de poemas, esta nueva entrega poética de J. M. Caballero Bonald supone, al decir del propio poeta, una suma de últimas voluntades. La celebración de la vida y la melancolía ante el paso de los años, antídotos y venenos de la memoria, actúan como desencadenante de la poesía, que aquí se sustenta en una alianza entre romanticismo y surrealismo.

Situado estilísticamente en la línea de anteriores poemarios, en lo formal la principal novedad es el empleo del versículo amplio en ciertos poemas de apariencia externamente narrativa, pero en realidad de contenido psicológico, existencial, filosófico o moral. Valiéndose de recursos como el aforismo, la paradoja, la ironía o la abstracción, el poeta crea un mundo propio en el que la palabra significa más de lo que significa en los diccionarios.

La noche no tiene paredes, título que encierra una alegoría de la libertad, profundiza en una nueva noción de la poesía como búsqueda de los límites de las palabras, como un método de conocimiento de la propia identidad, vinculado especialmente a las zonas ocultas de la experiencia. «El verdadero tema de la poesía de Caballero Bonald es el lenguaje, en la medida en que el lenguaje se revele susceptible de ser a la vez condición y vehículo del conocimiento», Pere Gimferrer.

"Lo bello y lo triste" de Yasunari KAWABATA (1965)

Mi opinión:
"El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos tramos y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos, pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo."

Lo queramos o no, de una manera u otra, el pasado siempre viene con nosotros de viaje, en nuestro presente y, cómo no, en nuestro futuro. Y más cuando se amó con demasiada pasión y entrega.

Sin embargo, a menudo uno mismo prefiere creer que ese pasado acabó por fallecer, está hoy enterrado y ya no despertará nunca más. No siempre depende de uno mismo ese regreso de nuestro propio ayer. Puede ser que terceras personas se crean con derecho a cerrar aquella puerta que ni uno mismo se atrevió a entornar, porque optó por creerla olvidada y no volver más la vista hacia ella, al menos no directamente. Puede ser también que, como efecto boomerang que rige el universo, todo aquello que hicimos y deshicimos nos regrese con la misma moneda.

Otoko nunca olvidaría su pasado. Incluso sentenció sus acciones presentes y futuras. Oki tampoco podría borrarlo, pero seguiría hacia delante. Sólo Keiko se creyó con derecho a despertar aquello que no le pertecenía, sin tener en cuenta que, posiblemente, el único resultado que obtendría sería destruirse a ella misma. Ya no sería el pasado de otra persona (en este caso, el de su maestra Otoko), sino el suyo propio el que la arrastraría por su hoy y su mañana.

Una vez más Kawabata ha conseguido sorprenderme gratamente con su pluma. mostrándome, a través de esta novela, una imagen de la venganza como catástrofe natural, como castigo impuesto por el propio órden cósmico.

Contraportada (Ed.Booket):
Impulsado por la nostalgia, Oki Toshio, un escritor casado, decide viajar a Kyoto para oír las campanas del templo en el Año Nuevo. Pero además quiere ver a Otoko, antigua amante a la que había humillado. Todavía hermosa, Otoko, ahora pintora, vive con su protegida, Keiko, una joven amoral, sensual y apasionada de apenas veinte años. Y lo que comienza como un reencuentro sentimental entre el maduro Oki y la discreta Otoko se convertirá, por voluntad de Keiko, decidida a vengar a su mentora, en un cruel drama de amor y destrucción.

Entre la ternura y la obsesión, la serenidad y el arrebato, Lo bello y lo triste es una de las obras cumbre de Kawabata, capaz de convertir el mero ajuste de un ceñidor en algo infinitamente erótico y perverso.

"Postales de invierno" de Ann BEATTIE (1976)

Mi opinión:
Si alguien me hubiese dicho que esta novela se había escrito recientemente, y que no databa de finales de los años 70....
Si alguien me hubiese dicho que las páginas de este libro detallaban la vida de algún conocid@ o amig@, me hubiesen quizá faltado dedos de la mano para contar las personas sobre quienes podría hablar...
Si alguien, quizá, se hubiese atrevido a decirme que, en cierto modo, podría ser alguno de los personajes de esta novela, lo único que hubiese podido decir en mi defensa hubiese sido que "Laura" seguro que no, porque no sé hacer pasteles, y menos de naranja.

No sé porqué me da que la historia de este libro y todos sus personajes siempre estarán de actualidad.

Contraportada (Libros de Asteroide):
Considerada en EE.UU. como una de las obras más influyentes de la década de los setenta, Postales de invierno es la novela con la que Ann BEATTIE debutó y que le sirvió para ser inmediatamente indentificada como una de las voces más importantes de su generación.
La novela - que retrata como pocas el desencanto de la juventud americana posterior al movimiento hippie - cuenta la historia de Charles, un joven perdidamente enamorado de Laura, una mujer casada; de su amigo Sam, eterno parado; de Clara, su hipocondríaca madre que se pasa el día deprimida en la bañera; de Tod, su padrastro; y de Susan, su hermana.
La música pop, el cine y otros elementos de la cultura popular le sirven a BEATTIE para tratar con ironía temas tan universales como el amor no correspondido, la insatisfacción laboral o las relaciones familiares; y así lo que podría leerse como una divertida comedia de situación se convierte en una aguda mirada sobre una generación que se resiste a abandonar el idealismo de su juventud y a someterse a las normas que imperan en la sociedad.
Postales de invierno resulta ser - recogiendo las palabras de Rodrigo Fresán en el prólogo -
«una de las novelas más tristemente graciosas o graciosamente tristes que jamás se hayan escrito».
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Si se quiere leer el prólogo en .PDF

"La carretera" de Cormac McCARTHY (2006)

Mi opinión:
No he sufrido tanto como esperaba, o como me habían dicho que sentiría. Incluso había creído oportuno esperar unas semanas antes de adentrarme en la lectura de esta novela. Quizá porque ya tenía suficiente tristeza a mi alrededor, en mi círculo más cercano, envolviéndome toda, que era desaconsejable llenar más esa balsa personal, ni que fuera con una novela.

Sin embargo, no me ha decepcionada en absoluto. Al contrario, he disfrutado con su lectura. Y posiblemente me haya ayudado el no dejarme atrapar – inconscientemente – por la angustia y desolación que transmite la historia que en esta obra se relata.

Unas doscientas páginas en las que se mezclan hasta fusionarse violencia, soledad, instinto de supervivencia, tristeza, ira contra uno mismo, miedo a los demás, sueños por algo mejor, recuerdos de aquello hermoso y vivido pero tan lejano que uno empieza a olvidar, un objetivo (llegar a la costa) pero sin destino, desolación, amor – en particular, amor filial, visto en la persona de un padre que luchará por su propia supervivencia y, sobre todo, por la de su hijo – o el peligro escondiéndose en cada curva, detrás de cada colina o de cada árbol, o en la casa más lejana y supuestamente desierta y abandonada.

Una novela que merece una segunda lectura. Pero esta vez será quizá conveniente esperar a haber abandonado la tristeza personal para darle una oportunidad a esta historia y su narración a dejar caer todo su peso sobre mí al sumergirme en ella.


Contraportada (Debolsillo):
En un mundo apocalíptico donde llueve ceniza, un hombre y un chico cruzan a pie el territorio norteamericano en dirección al sur. El hambre es mucho más que una preocupación diaria: es la medida de todas las cosas, y las bandas de caníbales asolan el país convertido en un yermo donde sólo la barbarie ha echado raíces. El amor de un padre por su hijo es, sin embargo, la única luz de una tierra que ha perdido a sus dioses. Quizá el fuego de la civilización no se haya apagado para siempre.

"Si nadie habla de las cosas que importan" de Jon McGREGOR (2002)

Mi opinión:
Porque con demasiada frecuencia aquello que omitimos, por creer que son detalles o palabras sin importancia, es quizá, precisamente, lo que puede aportar un sentido real y vivo a nuestro andar.

Sumidos como acostumbramos a estar en una cotidianidad en la que no hay hueco para nada más que para las prisas y los grandes “acontecimientos” que nos llegan desde lejos, que ni nos conciernen, y en los que ni siquiera estamos, mínimamente, involucrados.

Si un@ fuera capaz de detenerse, de abrir una simple caja de cartón repleta de fotografías, de instantes capturados, de momentos detenidos que estaban sucediéndose en la puerta de al lado, en la acera de enfrente, quizá podría darse cuenta que lo que da sentido y cuerda a sus días no es lo apresurado, lo lejano, lo impersonal, sino todo aquello que sus propias retinas ven sin tener tiempo a observar.

Con una narración poética, detallista, emocionante y emotiva, McGregor cruza una historia actual en primera persona – la de una muchacha que vive su vida marcada por un hecho que sucedió hace tiempo – con unas imágenes pasadas, de un barrio a final del verano, en el que conviven jubilados, jóvenes y estudiantes, emigrantes… quienes sin conocerse y observándose apenas, sabrán más de los otros de lo que pueden llegar a imaginarse. Todos marcados por algo que pasó al final de ese verano.

Creo que ha sido una excelente elección para volver a darme cita con la lectura, que había dejado abandonada durante unos días o semanas. Ha resultado una novela exquisita. Y es que con un principio como el que transcribo, es difícil que a un@ no le consiga atrapar

"Si escuchas, se oye.
La ciudad: canta.
Si guardas silencio, al pie de un jardín, en medio de una calle, en una azotea.
Se nota más por la noche, cuando el sonido se expande con mayor nitidez sobre las superficies, cuando el canto alcanza ese lugar de tu interior.
En su mayor parte es una canción sin letra, pero aun así canción, y quienquiera que la oiga sabrá qué canta. Y canta más alto cuando identificas las notas."


Contraportada (Ed. Salamandra):
Una calle cualquiera de una ciudad del norte de Inglaterra a finales de verano. Las escenas se suceden: estudiantes que hacen las maletas, niños que entran y salen corriendo de sus casas; jóvenes que despiertan tras pasar la noche de fiesta; un hombre que pinta las ventanas de su casa; un matrimonio que se encierra en su dormitorio para hacer el amor... Es un día como otros, hasta que se produce un terrible accidente. Tres años más tarde, una joven recuerda lo sucedido, cuando el azar pone en sus manos una caja con las fotografías que un vecino tomó de ella y de los habitantes de la calle. En esas imágenes, lo que parecía cotidiano resulta extraordinario. La joven descubre que las cosas realmente importantes, aquellas de las que nadie habla, pesan sobre su presente igual que marcaron su pasado.

Jon McGregor - seleccionado para el premio Booker con tan sólo veintiséis años - funde lo ordinario con lo extraordinario en una novela cuyo suspense no deja de incrementarse hasta culminar con una sorpresa que aguarda al lector en la última página.

"Chesil Beach" de Ian McEwan (2007)

Contraportada (Ed.Anagrama):
Tienen poco más de veinte años, y se conocieron en una manifestación en contra de las armas nucleares. Florence es una chica de clase media alta, su padre es un exitoso hombre de negocios y su madre una activa profesora universitaria, y viven en una casa donde se comen quesos franceses y yogur. Edward, en cambio, pertenece a una familia que apenas se sostiene en la zona baja de la clase media; su padre es maestro y su madre, tras un imprevisible accidente, vive desde hace años en una nebulosa. Y en su casa no hay comidas caras o extranjeras, las camas nunca se hacen, las sábanas rara vez se cambian, ni se limpian los lavabos. Florence es violinista, y Edward ha estudiado historia. Y ambos son inocentes, y vírgenes, y se aman, y tras uno de esos largos cortejos de tira y afloja, se han casado. Es un día de julio de 1962, un año antes de que, según Philip Larkin, en Inglaterra se empezara a follar, cuando El amante de Lady Chatterley aún estaba prohibido y no había aparecido el primer LP de los Beatles...
Edward y Florence van a pasar su noche de bodas en un hotel junto a Chesil Beach, y lo que sucede esa noche entre estos dos inocentes, estos jóvenes esposos de una clase social y unos años donde hablar sobre problemas sexuales era imposible, es la materia con que McEwan construye su chejoviano, delicadísimo, terrible mapa de una relación, del amor, del sexo, y también de una época, y de sus discursos y sus silencios.