"Madame Bovary" de Gustave FLAUBERT (1857)

Contraportada (de la editorial Folio):
C'est l'histoire d'une femme mal mariée, de son médiocre époux, de ses amants égoïstes et vains, de ses rêves, de ses chimères, de sa mort. C'est l'histoire d'une province étroite, dévote et bourgeoise. C'est, aussi, l'histoire du roman français. Rien, dans ce tableau, n'avait de quoi choquer la société du Second Empire. Mais, inexorable comme une tragédie, flamboyant comme un drame, mordant comme une comédie, le livre s'était donné une arme redoutable: le style. Pour ce vrai crime, Flaubert se retrouva en correctionnelle.Aucun roman n'est innocent: celui-là moins qu'un autre. Lire Madame Bovary, au XXIe siècle, c'est affronter le scandale que représente une oeuvre aussi sincère qu'impérieuse. Dans chacune de ses phrases, Flaubert a versé une dose de cet arsenic dont Emma Bovary s'empoisonne: c'est un livre offensif, corrosif, dont l'ironie outrage toutes nos valeurs, et la littérature même, qui ne s'en est jamais vraiment remise.

[Traducción: Es la historia de una mujer mal casada, de su mediocre esposo, de sus amantes egoístas y superficiales, de sus sueños, de sus quimeras, de su muerte. Es la historia de una región conservadora, devota y burguesa. Es, también, la historia de la novela francesa. Nada, en este cuadro, podía incomodar a la sociedad del Segundo Imperio. Pero, inexorable como una tragedia, resplandeciente como un drama, mordaz como una comedia, el libro posee un arma temible: el estilo. Por este crimen, Flaubert tuvo que enfrentarse a la justicia.
Ninguna novela es inocente: ésta mucho menos que cualquier otra. Leer Madame Bovary en el siglo XXI es hacer frente al escándalo que representa una obra tan sincera como imperiosa. En cada una de sus frases, Flaubert ha vertido una dosis del arsénico con el que Emma Bovary se envenena: es un libro ofensivo, corrosivo, en el que la ironía ultraja nuestros valores, e incluso la literatura, que nunca hasta ahora ha conseguido recuperarse.]

"El último encuentro" de Sándor MÁRAI

Mi opinión:
Con una escritura extremadamente fina y delicada, Márai nos sorprende con este relato, que va aumentando la tensión (y, en consecuencia, la atención del lector) página tras página, frase tras frase. Gracias a la precisión en el detalle, el lector tiene la impresión de estar en el castillo del general, y de ir recorriéndolo, sala tras sala, árbol tras árbol, a medida que el autor nos va abriendo sus puertas, hasta que llega el momento en que, sin saber cómo ni cuándo, el lector se encuentra atrapado en ese castillo a la espera de vivir, casi en primera persona, pero desde un tercer plano muy discreto lo que aquella (quizá) última noche depara a los dos protagonistas.
Para mí, ha significado también un relato espectacular sobre la amistad, la camaradería, el compañerismo, la lealtad, la traición, la mentira, la falsedad, la envidia, la sinceridad, la franqueza, y sobre la mezcla de todos y cada unos de esos sustantivos (y alguno más que se me puede olvidar, o que serían sinónimo de los ya mencionados), hasta formar un cóctel explosivo. Servido, cómo no, a través de una pluma dulce, cercana, afable y respetuosa.

Contraportada (Ediciones Salamandra):
La búsqueda de la verdad como fuerza liberadora, como soporte ético imprescindible para sobrellevar el transcurso de una vida, está en el centro de esta novela magistral, que tras permanecer en el olvido durante más de cincuenta años fue rescatada por la prestigiosa editorial italiana Adelphi y se colocó rápidamente en el primer puesto de las listas de libros más vendidos de Italia. La tremenda exactitud de su prosa, apenas atemperada con un barniz de refinada melancolía, unida a la vigencia de sus propuestas morales, sitúa a Sándor Márai entre los grandes escritores europeos de este siglo.
Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos, donde alguna vez se celebraron elegantes veladas y cuyos salones decorados al estilo francés se llenaban de la música de Chopin, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño ya no existe, todo anuncia el final de una época. Dos hombres mayores, que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se citan a cenar tras cuarenta años sin verse. Uno ha pasado mucho tiempo en Extremo Oriente, el otro, en cambio, ha permanecido en su propiedad. Pero ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer.
La tensión aumenta, línea tras líneas, hasta que se hace casi insoportable, pero la prosa continúa, implacable, precisa, fiel reflejo del empeño de los protagonistas por hurgar hasta en lo más recóndito de sus almas, allí donde se encuentran esas verdades cuyo descubrimiento provoca, al mismo tiempo, un insoslayable dolor y un incontenible impulso vital.